La colonia China prepara su censo

Avenida Benito González, una de las más importantes arterias que atraviesan el Barrio Chino de Santo Domingo con los principales supermercados de la comunidad.

La Comunidad china busca saber cuántos miembros tiene, dónde se ubican y a qué se dedican


Javier Valdivia

Se embarcó en Hong Kong tras dejar su pequeña aldea en el sur de China y bordeó las peligrosas aguas del archipiélago japonés pasando por Yokohama. Navegó también la inmensidad del Pacífico en un barco que sólo pudo atracar en Vancouver, ayudado por otras naves que entonces hacían las veces de faros para iluminar las costas completamente cerradas por la neblina.
Luego remontó Canadá en tren, de extremo a extremo, a través de montañas agrestes y picos nevados, hasta llegar a Montreal y poco después a Nueva York, en EEUU, donde permaneció varios días escondido, a la espera de otro barco que lo llevaría primero a Puerto Rico y luego por fin a su destino.
“Llegué a Santo Domingo cuando todavía no había muelle y unos botes recogían a los pasajeros en la costa”, recuerda claramente Ángel Cheaz, como si fuera hoy aquel remoto día de octubre de 1936 cuando arribó a República Dominicana, al mes y medio de iniciada su increíble travesía. Tenía sólo 10 años.
Como don Ángel, uno de los inmigrantes chinos vivos más longevos del país (tiene actualmente 87), cientos de miles de sus compatriotas surcaron las aguas del océano Pacífico, por la ruta que se hacía en esa época, o llegaron por otros medios hasta nuestras días, en alguna de las cinco grandes oleadas migratorias que sentaron los cimientos de la actual colonia china.
Don Ángel Cheaz, primer ingeniero arquitecto chino en la República Dominicana. Llegó con apenas diez años en el 1936 lo que lo convierte en el chino con mayor tiempo radicado en  el país dominicano.

Descontando a la partida de trabajadores chinos que llegaron en 1860, y a pequeños grupos que lo hicieron entre ese año y los primeros años del siglo XX, fue recién en la década del 20 cuando el primer grueso de inmigrantes procedentes de la lejana China empezó a asentarse en el país, según las investigaciones de la historiadora dominica Mu-Kien Adriana Sang Ben.
El rápido crecimiento consta en el censo de 1920 que establece la presencia de 255 chinos, “todos varones”, y testimonios como el del propio Ángel Cheaz, que asegura que al momento de su llegada había aproximadamente entre 2,000 y 3,000 paisanos suyos afincados en todo el territorio dominicano.
Ahora, a poco de cumplir un siglo de la primera gran migración, la colonia china quiere saber con exactitud cuántos son, dónde están y a qué se dedican los integrantes de una comunidad que ve crecer actualmente a la cuarta generación de chinos nacidos en República Dominicana.
“Vamos a hacer el censo para tener cifras correctas… para contestar claramente”, dijo a LISTÍN DIARIO Su King Fung, actual presidente del Centro de la Colonia China Inc., la entidad que agrupa a las principales asociaciones familiares y empresariales chinas del país.
Fung explicó que el censo, que incluirá a personas, empresas y negocios, se llevará a cabo a partir del próximo mes de marzo, después de la Fiesta de Primavera con la que la colonia celebró el Año Nuevo del Caballo, el pasado 9 de febrero.
El presidente de la colonia china agregó que la intención es ser lo más exactos posible en el proceso que no debe tardar más de tres meses, y que requerirá la búsqueda de datos en la Dirección General de Migración, Pasaportes y el Ministerio de Interior y Policía, entre otros organismos de la administración pública.
El censo es el primero que se realiza después de 1960, cuando se registraron apenas 600 ciudadanos chinos.
Sin embargo, Fung y otros representantes de la comunidad china en el país como Rosa Ng Báez, representante comercial dominicana en la República Popular China, y Wilson Ho, presidente de la Asociación de las Familias Joa, Lai y Kong, conocida como Sam Yick Tong (“Organización de Tres Familias” en español), estiman que en la actualidad la colonia tiene entre 20,000 y 30,000 integrantes (chinos de origen) y hasta 60,000 si se cuentan a los descendientes de los primeros.
Por número de integrantes (a manera de indicador y tomando en cuenta que no todos los inmigrantes chinos están asociados), la familia Ng (Wu) es la más numerosa de toda la colonia china en República Dominicana (entre 8,000 y 10,000 personas), seguida por la familia Joa (Ho/He) (hasta 1,300 integrantes), y la familia Fung, con un millar de personas.

Celebración del Año del Caballo de Madera 2014 en el Barrio Chino de Santo Domingo.

Encuesta

Pero la Encuesta Nacional de Emigrantes ENI-2012 establece que la comunidad china es la quinta más importante del país, con 3,643 personas, eso sí, el doble que en los censos nacionales de 1981 y 2002, cuando la colonia apenas varió de 1,193 a 1,19 2chinos registrados.
La diferencia entre los cálculos oficiales y los de la colonia china se podría deber, como comentó Ng a LISTÍN DIARIO, a que la mayoría de los chinos que llegaron al país a principios y mitad del siglo pasado se naturalizaron dominicanos.
En “Movimientos migratorios desde y hacia República Dominicana” (Tomo II, mayo 2011), Francisco Cáceres, Francisco Báez y César Caamaño, para un estudio del Fondo para el Fomento de la Investigación Económica y Social (FIES), comentaron que “si se toman en cuenta las limitaciones de los censos en cuanto a la mediación de la inmigración, podría tenerse certeza de que las cifras (precedentes) subestiman de manera sustancial el número de nacionales de otros países residiendo en República Dominicana”.
Otros expertos, Irma Nicasio R. y Odalis G. Pérez, en “Migraciones, identidades y cultura en República Dominicana” (Santo Domingo 2007), también establecieron que si se usa el volumen poblacional en función del año de llegada al país como indicador de la intensidad de las corrientes migratorias, la comunidad china responde a un patrón en particular: “no parece haber crecido durante las últimas décadas, pero su corriente migratoria mantiene un flujo periódico que le permite renovarse con el tiempo”.
El estudio destacaba que hacia el 2002, según el VIII Censo Nacional de Población y Vivienda, la comunidad china era la que presentaba el mayor grado de concentración de sus integrantes en Santo Domingo con el 78%, y los de menor presencia en el Suroeste (4%) y los segundos con menor presencia en el Cibao (17%), lo que podía “estar relacionado con el hecho de que los chinos se insertan fundamentalmente en actividades económicas relacionadas con el comercio”.
“Los entrevistados señalan fundamentalmente motivos económicos y familiares para salir de China y radicarse en República Dominicana.
Los inmigrantes chinos, aún con la lejanía territorial (también) mantienen vinculaciones frecuentes con sus parientes en China. (Y) en proporción importante, los inmigrantes chinos entrevistados tiene la nacionalidad dominicana y de estos, un gran número tiene la doble nacionalidad. Pero pocos han ejercido su derecho al voto”, indicaron Nicasio y Pérez en su investigación.

Pero existen otros antecedentes, incluso más antiguos.

Los historiadores José Chez Checo y Sang Ben, en “Historia de la migración china en República Dominicana”, recopilan valiosa información como la del censo de 1893 que revela la presencia de siete chinos en la ciudad de Santiago, y de 32 en Santo Domingo hacia 1910.
Chez y Sang, ambos de ascendencia china, también ubican por registros históricos y documentales a varios chinos en Puerto Plata, procedentes de Nueva York, en 1918; a 64 instalados en el perímetro urbano de la capital según el censo de 1919, y un número indeterminado de solicitudes de ingreso al país de inmigrantes chinos procedentes de Jamaica, en 1920, aunque el “contingente migratorio más importante entró en los primeros cuatro años de la ocupación norteamericana”.

Adaptación

En esos años, el padre de Ángel Cheaz, el inmigrante de ahora 87 años, ya había sido dueño de una lavandería en República Dominicana y había vuelto a su villa cerca de Cantón, en China, donde decidió que su hijo debía volver a Santo Domingo, haciéndolo acompañar por un amigo suyo, Alejandro Leo, también chino, que vivía en Barahona.
“Quedé sorprendido y sufrí muchos cambios: el sol candente del Caribe al que no estaba acostumbrado, la temperatura diferente a la de mi villa. Me enfermé los primeros meses”, dijo don Ángel a LISTÍN DIARIO.
Tras llegar a la capital dominicana, el pequeño viajero fue llevado a San Pedro de Macorís, alfabetizado junto a otros seis niños, y matriculado en la escuela donde hizo la primaria y los dos bachilleratos, el de ciencias exactas y el de humanidades, para instalarse en la capital en 1947 y convertirse en el primer chino graduado en la Universidad de Santo Domingo nueve años más tarde.

“(Adaptarse) era muy difícil para un inmigrante, primero por el idioma, el gusto culinario, la costumbre y la idiosincrasia (locales)”, señaló sin titubear un instante este inmigrante que llegó para quedarse e iniciar una larga descendencia de dominico-chinos (cuatro hijos y siete nietos “dispersos por el mundo”, como él mismo dice) con su esposa, doña Hegla Peláez, con quien se casó en 1959. 


Hoy día, los chinos tienen su propio mercado cada domingo en el Paseo de la Duarte dentro del Barrio Chino.



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